
La práctica, conocida como "sexting", está teniendo en algunos casos consecuencias negativas e incluso trágicas.
Por ejemplo, las imágenes pueden terminar siendo distribuidas entre otros amigos del mismo colegio donde los jóvenes estudian o incluso, publicadas en Internet.
También esta "moda" puede llegar a convertirse en un proceso penal por delitos sexuales contra cualquier adolescente que transmita la foto.
También es ilegal enviar esas fotos a un menor de edad, incluso con el consentimiento de ambas partes.
La directora de la organización de Prevención de Embarazos Imprevistos entre Adolescentes, Marisa Nightingale, aseguro que "es crucial que los padres hablen con sus hijos sobre las posibles consecuencias".
Algunos lo hacen por diversión, por provocación y por imitar a sus amigos, pero la experta advierte de que los jóvenes "pueden llegar a ser realmente humillados y darse cuenta de que lo que pensaban que era divertido se convierte en algo que los persigue durante años".
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