18 julio, 2006

Viernes Tràgico II (Parte Final)

Seguí caminando de largo, haciéndome la que no lo vi, (porque antes de subir a la oficina donde trabaja Meche nos despedimos) no me imaginé que al bajar él estuviera parado como poste. Entonces se me acerco (mientras yo en mi mente pensaba y ahora que querrá) para invitarme un café. No sabía si aceptar la invitación, pero lo hice para no darle el gusto de que pensará que soy una rencorosa (¡quién no! después de cómo se portó).


Fuimos a La Española que queda por La Merced (que cholo), tras que le acepto la invitación. Cualquiera invita a Bopan, pero la tacañería es grande.


Bueno una vez ya sentados y degustando del capuchino y unos dulces, empezó como el discurso barato y las lágrimas de cocodrilo. Como diría el Chavo del Ocho: Vuelve el perro arrepentido, con el hocico partido y el rabo entre las piernas. Que se creerá que soy su juguete o qué (caí una vez, pero dos no).


Me acabe mi cafecito y mi dulce y salí corriendo del lugar, no soportaba mas el cinismo.
Definitivamente, ciertos hombres se merecen tener el monumento a la caradurez.
Pues yo tengo dignidad, orgullo y mi ego es del tamaño del universo.

Moraleja: Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde

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